Return to site

Redes Transnacionales de Defensa de derechos de la mujer en América Latina  

Por Dalia Grinberg

Desde antes de que el movimiento sufragista triunfara enEuropa, pasando por las guerrilleras y las lideresas indígenas, hasta a las activistas de las mareas verdes de hoy, las mujeres llevan décadas alzándose como una de las fuerzas sociales más importantes de América Latina. En los últimos veinte años, el movimiento ha ganado fuerza exigiendo, principalmente, el fin de la violencia y el acceso a derechos reproductivos y sexuales. En las calles de las principales ciudades de la región hemos escuchado gritos de protesta que unen a las mujeres latinoamericanas y que muestran el consenso de sus demandas: “y tiemblen, y tiemblen, y tiemblen los machistas, que América Latina será toda feminista”; “la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía”; “marea verde en América Latina”.

La fuerza de los movimientos feministas en la región se halogrado gracias a las Redes Transnacionales de Defensa (RTD). Margaret Keck y Kathryn Sikkink explican en su libro “Activistas sin Fronteras” que las RTD son el conjunto de actores relevantes que trabajan internacionalmente sobre un asunto dado, y que están ligados por los valores que comparten, por su discurso común y por constantes intercambios de información y de servicios. Estos actores incluyen empresas, gobiernos, activistas, científicxs, organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil. Para nombrar sus valores se pueden identificar con movimientos sociales como el ambientalismo o el feminismo, así como también con una religión o corriente espiritual.

Con el fin del siglo veinte, la globalización, tecnología ydesarrollo del sistema internacional de la posguerra facilitaron una mayor presencia de actores no estatales como empresas, organizaciones no gubernamentales y redes de crimen organizado. Dentro de estos nuevos actores tenemos a las Redes Transnacionales de Defensa (RTD). Los paradigmas clásicos de las relaciones internacionales, que se habían centrado casi exclusivamente en las relaciones entre Estados, se estaban ampliando para considerar el impacto de las organizaciones transnacionales de la sociedad civil.

Las primeras redes de defensa de derechos de la mujer en Latinoamérica comenzaron a surgir desde principios del siglo veinte, pero la primera lucha real vino con la búsqueda del sufragio femenino. Consideraban que el reconocimiento de la igualdad política era el primer paso para que sus demandas sean escuchadas. En 1928 surgió la Comisión Interamericana de Mujerque impulsó el movimiento, y las acciones de solidaridad y apoyo entre
feministas latinoamericanas salieron a relucir. Por ejemplo, grupos feministas de Venezuela y Ecuador escribieron cartas públicas para apoyar la lucha de las colombianas en 1944.[1] Esto es relevante porque nos damos cuenta que el reconocimiento del voto en un país tenía un impacto directo en otro al dejar un precedente y trayectoria a replicar.

En 1980, las RTD feministas en América Latina y el Caribe se institucionalizaron. A partir del Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Bogotá, Colombia, en 1981 se crearon los “Encuentros” que fueron reuniones trienales organizadas por los colectivos del país cede en diferentes ciudades de la región según el año.[2] Se da enlos ochenta como respuesta a los avances que se habían dado en la década anterior en países occidentales gracias a la segunda ola feminista.

Estos encuentros sirvieron como foros críticos regionales para los debates sobre las políticas feministas y la relación general del movimiento con la justicia social en América Latina y el Caribe. Sin embargo, fue difícil llegar a consensos debido a que no es una región homogénea. Hay múltiples posiciones y en algunos casos hay agendas divergentes. Desde estos encuentros fue evidente que no es la misma lucha ni el mismo tipo de opresión que sufre una mujer blanca de clase media que una mujer indígena de una comunidad rural. Esto igualmente se refleja entre los diferentes países. Sin embargo, prevaleció la búsqueda de convergencia a través del diálogo y se cristalizaron acuerdos en temas de interés común como la erradicación de la violencia y la despenalización del aborto.

Una de las primeras campañas institucionalizadas como resultado de estos encuentros fue la acción contra la mortalidad y la morbilidad materna iniciada en 1988. Coordinada por la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC) y por la Women 's Global Network for Reproductive Rights (WGNRR), logró evidenciar el problema al hacer campañas masivas de información e impulsar acciones dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de los congresos nacionales. Así, de 1990 a 2013, la mortalidad materna se redujo un 40% en la región.[3] 

Las RTD también han tenido éxitos en lo local. Un ejemplo esla legalización del aborto en tres causales en Chile. Antes de 2017, el país sudamericano penalizaba el aborto en todas sus formas y las RTD lograron la aprobación de la Ley N°21.030 mediante tres estrategias: 1) creación de espacios de coordinación, reunión, información y apoyo; 2) impulso de movilizaciones, manifestaciones y campañas mediáticas; y 3) presión mediante organismos y ONG internacionales.[4] La OEA en distintas ocasiones se posicionó en contra de la penalización absoluta en Chile al decir que “no solo constituye una violación al derecho a decidir de las mujeres, sino que vulnera su derecho a la salud, autonomía, privacidad, seguridad, entre otras”.[5] 

Las RTD se apoyan en las Organizaciones Internacionalesmediante el “efecto boomerang”. Así como los Estados son los principales garantes de derechos, también son los principales violadores, y muchas veces las activistas locales carecen de recursos dentro del país para lograr sus objetivos. Por lo tanto, se “brincan” al Estado y buscan directamente conexiones y aliados a nivel internacional. Las Organizaciones Internacionales pueden presionar al Estado mediante resoluciones, opiniones consultivas, investigaciones de oficio, informes periódicos, denuncias individuales, relatorías, entre otros. A pesar de que algunas no son vinculantes, les dan peso a las demandas de los grupos locales al dotarlas de prestigio internacional. Así, las demandas internas regresan como presión desde afuera - como un boomerang -, que se suma a la presión interna y logran multiplicar su fuerza.

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer “Belem Do Pará” es uno de los documentos más importantes para las mujeres de la región debido a que logra su obligatoriedad y, por lo tanto, ha servido como asidero internacional para que las feministas de la región fundamenten diversas peticiones en sus países. Antes de su creación en 1994 sólo nueve países tenían algún tipo de legislación sobre violencia de género, sin embargo, casi de manera inmediata, la mayoría de los países adoptaron nuevas leyes.[6] 

Los avances en materia de género en la región no deberíandarse por sentado. Si no fuera por la organización de las activistas locales, la solidaridad entre ellas y el respaldo de las Organizaciones Internacionales, muchos países nunca hubieran adoptado acciones al respecto. Aunque se ha avanzado significativamente, aún falta un largo camino por recorrer. En 2020 hubo más de 4 mil feminicidios en América Latina y el Caribe y hay siete países de la región donde la interrupción voluntaria del embarazo está totalmente prohibida.[7][8]Además, los grupos conservadores continúan teniendo mucho poder en el mundo, como podemos ver en Estados Unidos, donde están a punto de acabar con el derecho constitucional al aborto.

La lucha por los derechos de las mujeres en América Latinano ha acabado. El trabajo de las RTD sigue vigente. Su capacidad para movilizar estratégicamente la información para convencer, presionar e influir a organizaciones y gobiernos es igual de necesaria hoy que hace cincuenta años. Necesitamos a las redes porque nuestros derechos están en juego todos los días y aún falta un largo camino por recorrer para lograr que América Latina sea toda feminista.

Dalia Grinberg estudió Relaciones Internacionales en el ITAM y actualmente se desempeña como analista de asuntos públicos. Ha hecho investigación en temas relacionados con Medio Oriente, migración, feminismo y elecciones en Latinoamérica. Fue asistente de investigación del Departamento de Estudios Internacionales del ITAM y asistente de instrucción del Departamento de Economía de la misma institución. Es feminista, amante de la historia y apasionada por la política.

Referencias  

[1] Yin-Zun Chen, “De los encuentros feministas alas campañas transnacionales: surgimiento y desarrollo de los movimientos
transnacionales de mujeres en América Latina”. Revista de Estudios de Género de
la Universidad de Guadalajara, La Ventana, núm. 20 (2004): 267-292.

[2] Stephanie Rivera Berruz,“Latin American Feminism”. StanfordEncyclopedia of Philosophy (diciembre 2018).

[3] Organización Panamericana de la Salud. “Oncepaíses de América Latina y el Caribe registraron avances en la reducción de la
mortalidad materna, según nuevo informe de la ONU”. Organización Mundial de la
Salud. https://www3.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=9552:2014-11-countries-latin-america-caribbean-reduced-maternal-mortality-new-data-show&Itemid=1926&lang=es (consultada el 30 de mayo de 2022).

[4] Lidia Casas Becerra y Gloria Maira Vargas.“Aborto en tres causales en Chile. Lecturas del proceso de despenalización”.
Centro de Derechos Humanos UDP, Facultad de Derecho. 1era Edición (agosto
2019).

[5] Organización de Estados Americanos. “Chile:Informe de implementación de las recomendaciones del CEVI tercera ronda”. Belém
Do Pará (2017).

[6] Luz Patricia Mejía Guerrero, “La ComisiónInteramericana de Mujeres y la Convención de Belém do Pará. Impacto en el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, Revista del Instituto
Interamericano de Derechos Humanos N. 56 (jul-dic. 2012): 189-213.

[7] Comisión Económica para América Latina y elCaribe. “Al menos 4.091 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 2020 en
América Latina y el Caribe, pese a la mayor visibilidad y condena social”.
Naciones Unidas. https://www.cepal.org/es/comunicados/cepal-al-menos-4091-mujeres-fueron-victimas-feminicidio-2020-america-latina-caribe-pese (consultada el 30 de mayo de 2022).

[8] Center for reproductiverights, “The world 's abortion laws”. https://reproductiverights.org/maps/worlds-abortion-laws/ (consultada el 30 de mayo de 2022).